
Paquita Fueraparte, la antigua administrativa con contrato de prácticas nos sorprendió a todos con su buen hacer al frente de la empresa y con ideas que, por sorprendentes no dejaron de ser estimulantes: cambiar la hora del café cada dos por tres de modo que al final de semana en lugar de 5 parecía que tomabas seis. Portátiles para los días de calor poder salir al parquecito (bueno al patio, si patio interior, pero que fresquito cuando Marisa del tercero colgaba las sabanas aun chorreando y las gotitas te despejaban cuando vaya sopor después de comer).
Pero como decía el día al fin ha llegado. Paquita Fueraparte, actual responsable de la empresa se pone de cara a la pared se tapa los ojos y cuenta un, dos tres, al escondite inglés. Al girarse ha visto como se movía el socio fundador de la empresa Teodio Garcia (creo que nunca le quisieron mucho sus padres y eso le avinagro bastante el carácter. Cuando llevaba la empresa le solíamos dejar chucherías debajo de la puerta para endulzarle el día pero resulto diabético y desde entonces nos la tiene jurada). Como decía, se le ha visto moverse, que el hombre ya no está para achaques, así que descalificado. Este año tampoco será jefe y, con su artritis, dudo que pueda volver a serlo.

Un, dos, tres, al escondite inglés. Jacinto, a la calle, Clarita descalificada y solo quedamos Robertito Cadalso y yo. Con un poquito de suerte (y si cesa este picor en el pie, que creo que se me ha dormido) seré al fin jefe en lugar del jefe. Miro a Robertito, de 96 años pero ágil como una gacela y comprendo. En sus ojos leo que está cansado, que se merece parar y veo que me va a dejar ganar. Creo que ya se cual será mi primera decisión como jefe, firmarle una buena jubilación.
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